jueves, 21 de junio de 2012

EN LAS AULAS SE EMPIEZAN A ENTENDER LOS CAMINOS DE LA LEY

Compartimos esta nota publicada en la sección Actualidad del diario Territorio Digital. Refleja lo vivenciado este año en Posadas, una nueva localidad en la que ahora también LA JUSTICIA VA A LA ESCUELA.

Territorio Digital | Actualidad | Domingo 17 Junio de 2012

En las aulas se empiezan a entender los caminos de la ley

En el Bachillerato Humanista se desarrolló el primer taller del programa nacional La Justicia va a la Escuela. En el cierre se simulará un juicio en la sede de la Corte Suprema.

Domingo 17 Junio de 2012 |

Posadas. Ponerse en el lugar del otro contribuye a entender procesos, ampliar el panorama y poner en crisis los preconceptos. Con esas premisas, desembarcó en la provincia el programa nacional La Justicia va a la Escuela, que desarrolló su taller inicial en el Bachillerato Humanista Jorge Kemerer, cuyos alumnos de 4º año “jugaron” a ser jueces en el primer módulo del plan.

El programa lleva ya 12 años de trayectoria, en los que intenta que la sociedad comprenda mejor los mecanismos y los tiempos que intervienen en los procesos judiciales. Es una iniciativa conjunta de la Asociación de Magistrados y Funcionarios de la Justicia Nacional y la Asociación Conciencia.

Previo a la puesta en marcha del taller en el colegio de la avenida Corrientes, se realizó una presentación ante magistrados de la provincia, con la intención de explicarles los pasos a seguir e invitarlos a sumarse a las nuevas experiencias que se realicen, lo cual comenzó a concretarse con la presencia y participación de funcionarios locales en el Humanista, el viernes último (ver Opinión).

La jueza Virginia Simari, directora del programa, señaló algunos de los motivos por los cuales son necesarias acciones desde los diferentes estratos judiciales más allá de su función primordial.

“Queremos un Poder Judicial fuerte. Las sociedades necesitan instituciones fuertes, y las instituciones son fuertes cuando la sociedad cree en ellas, pero a la vez, la sociedad cree en ellas cuando son fuertes”, explicó sin dejar de remarcar lo paradojal del razonamiento.

Y añadió: “A lo largo de la vida, tan sólo el 1 por ciento de la población pasa por los tribunales. Entonces, ¿con qué información la gente opina -bien o mal, acertada o desacertadamente- acerca de la Justicia? Opina a través de lo que se entera a través de los medios”.

El módulo inicial contempla dos talleres. En el primero, a los alumnos se les presenta un caso judicial hipotético y, reunidos en grupo, deben oficiar de jueces en base a los elementos con los que cuentan, con la ayuda de un cuestionario guía y el acompañamiento de los magistrados presentes. Luego, en plenario, se debaten las sentencias.

“Los chicos salen con la visualización de que en general una cosa es nuestra condena social (que prácticamente todos hacemos), y otra cosa son los tiempos de la Justicia, que se tiene que tomar para evaluar pruebas, para sopesarlas, y, además, para ajustarse a derecho, para no escaparse por los techos de la ley, y esto los shockea muchísimo”, detalló la psicóloga social Ana Simari, responsable de la planificación pedagógica.

“En el segundo taller -continuó- los chicos trabajan sólo con un guía, que puede ser el docente. Si en el primero les presentamos una situación cerradita que ellos tenían que desarmar, en el segundo tienen que pensar una situación -concreta, cercana a ellos- evaluada como injusta, se van a tener que poner en el rol de víctima o de victimario y pensar qué pudieron hacer para evitar esa injusticia”.

Luego, a fin de año, se realiza el cierre a nivel nacional en un simulacro de juicio oral y público. Se sortean los roles (jueces, fiscales, acusados, testigos, etcétera) con el acompañamiento de magistrados. En los últimos seis años se desarrolla en la sala de audiencias de la Corte Suprema, “que ya desde lo simbólico es importante, por lo que significa que la cabeza del Poder Judicial abra sus puertas al programa”, señaló Virginia Simari.

“No es una dramatización, no hay un guión para que interpreten, sino que el contenido del rol lo desarrolla cada grupo de estudiantes, y cada grupo designa cuál de sus compañeros va a representarlo”, completó.

Por otra parte, analizó: “La gente tiene no puede confiar en lo que no conoce. Tiene que conocernos y después decidir si puede confiar o no. Necesitamos que nos conozcan más allá de los medios. Como objetivo inmediato queremos que los chicos desarrollen el juicio crítico. Y como objetivo más remoto, que estos jóvenes (que pronto van a ser adultos insertos en la sociedad), con este bagaje de oficio crítico puedan acompañar el crecimiento de una sociedad que mire al Poder Judicial con respeto”.

“Queda claro además que la responsabilidad de hacer justicia es de todos. Del Poder Judicial de manera institucional (porque no se trata de deslindar responsabilidades), pero apuntamos a ayudar a construir una sociedad más pacífica, menos conflictiva. No esperamos que tenga efectos mágicos, pero sí tenemos mediciones en estos 12 años y está la evolución acerca de cómo impacta en esas comunidades a las que se ha llegado”, explicó.

Esa evolución, explicó, se mide principalmente con los pedidos de los colegios para regresar, ya que los talleres se realizan en los establecimientos que los solicitan.

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